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La Prieta Linda: biografía de una leyenda ranchera

El 4 de julio de 1934 nació en Salamanca, Guanajuato, Guadalupe Rivera, quien más tarde sería conocida artísticamente como La Prieta Linda. Con una voz profunda, poderosa y llena de sentimiento, se convirtió en una de las máximas representantes de la música ranchera en México y en una figura destacada del Cine de Oro.

Su apodo, que resaltaba tanto su belleza morena como su carisma escénico, rompía con los estereotipos de la época y reivindicaba la identidad mestiza del país en un momento en el que los rostros del espectáculo eran en su mayoría blancos y de rasgos europeos.


Desde muy joven mostró un gran talento para el canto. Inició su carrera en la radio, donde pronto cautivó al público por la potencia de su voz y la emotividad con la que interpretaba cada canción. A lo largo de los años 50 y 60, La Prieta Linda logró ganarse un lugar privilegiado en el ámbito musical gracias a interpretaciones inolvidables de temas como Cucurrucucú Paloma, Échame a mí la culpa, La noche de mi mal y Tú y las nubes, entre muchas otras.


Su estilo marcó una diferencia en un género dominado por hombres, aportando una fuerza femenina que no imitaba, sino que proponía una nueva forma de sentir y cantar la música tradicional mexicana.


Además de su exitosa carrera musical, incursionó en el cine mexicano, participando en películas como Los tres bohemios (1957) y El hijo desobediente (1958), donde compartió escena con íconos como Pedro Infante, Antonio Aguilar y Jorge Negrete. En pantalla, su presencia era magnética: no solo era una cantante con una gran voz, sino también una artista con carácter, fuerza y una autenticidad que traspasaba la cámara.


Pese a su creciente fama, La Prieta Linda llevó una vida discreta, alejada de escándalos, centrada en su familia y su carrera. Uno de los datos más curiosos y poco conocidos sobre ella es que fue tía de la cantante Lupita D’Alessio, quien la ha mencionado como una influencia importante en su vida artística.


Otro dato interesante es que fue una de las primeras mujeres en grabar e interpretar canciones del entonces joven compositor José Alfredo Jiménez, dándole difusión a piezas que hoy son clásicos indiscutibles del repertorio ranchero.


Aunque con el tiempo se retiró de los escenarios, su legado permanece vivo. La Prieta Linda no solo dejó una colección de canciones inolvidables, sino también un ejemplo de orgullo por las raíces, dignidad artística y autenticidad. Falleció en 2014, pero su voz sigue resonando en cada rincón donde la música mexicana tradicional se celebra.

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