Historia del pulque, la bebida ancestral
- Celeste Villalobos
- 18 ene
- 2 Min. de lectura
El pulque es una bebida fermentada obtenida a partir del aguamiel, el jugo dulce extraído del maguey, una planta de la familia de las agaváceas. Es conocido por su textura viscosa, su sabor ligeramente agrio y su contenido alcohólico moderado. A diferencia del tequila o el mezcal, que se obtienen mediante destilación, el pulque se produce mediante fermentación natural.
El proceso de elaboración del pulque es artesanal y requiere de gran cuidado. Primero, se selecciona un maguey maduro, que puede tardar entre 8 y 12 años en alcanzar la madurez necesaria. Luego, se raspa el corazón de la planta para extraer el aguamiel, que se recolecta en un recipiente llamado “acocote”. Este líquido dulce se deja fermentar en tinas de madera o recipientes de barro durante varios días, hasta que adquiere su característico sabor y consistencia.
En la época prehispánica, el pulque era considerado una bebida sagrada y se utilizaba en ceremonias religiosas. Su consumo estaba restringido a sacerdotes, ancianos y guerreros, y se consideraba un medio para comunicarse con los dioses. Durante la época colonial, su popularidad aumentó y se convirtió en una bebida común entre las clases populares. Sin embargo, con la llegada de otras bebidas alcohólicas, como la cerveza, el pulque perdió parte de su prestigio, aunque nunca desapareció.
Bebida nutritiva: El pulque es rico en vitaminas, minerales y probióticos, lo que lo convierte en una bebida con beneficios para la salud.
Variedades y curados: Aunque el pulque natural es el más tradicional, también existen los “curados”, mezclas con frutas, nueces o especias que le dan sabores únicos.
Preservación de tradiciones: En localidades rurales, el pulque sigue siendo elaborado de manera artesanal y conserva su papel como parte de las festividades locales.
Simbolismo en el arte: Ha sido fuente de inspiración para muralistas y escritores mexicanos, apareciendo en obras de Diego Rivera y José Guadalupe Posada.
El pulque es mucho más que una bebida; es un vínculo vivo con nuestras raíces culturales e históricas. Su preservación y revalorización son esenciales para mantener viva una tradición que forma parte del alma de México. En cada sorbo de pulque se encuentra la esencia de siglos de historia, trabajo artesanal y riqueza simbólica que merece ser celebrada y compartida.