Cusárare, Chihuahua: guía completa para explorar su cascada y cultura
- Celeste Villalobos
- 25 jun
- 2 Min. de lectura
A solo 25 km al sureste de Creel, en el municipio de Guachochi, se encuentra Cusárare, una pequeña comunidad rarámuri que conserva el encanto de lo auténtico y la riqueza de su historia, representada en la misión jesuita de Santos Cinco Señores, fundada en 1752, junto al Museo Loyola, que alberga una de las colecciones más valiosas de arte sacro del norte de México.
Sin embargo, el mayor tesoro natural es la emblemática Cascada de Cusárare, una caída de agua permanente de 30 m de altura que emerge del arroyo homónimo, enmarcada en un bosque de pinos típico de la Sierra Tarahumara. Su nombre proviene del rarámuri y significa “las aguilillas”, evocando la majestuosidad del lugar.
Para llegar, puedes tomar el tren Chepe hasta Creel o por la carretera Chihuahua–Creel–Guachochi. Desde Cusárare, un sendero de 2 a 3 km, que incluye unos 280 escalones, permite descender hasta la base de la cascada; también hay miradores en la cima con vistas panorámicas impresionantes.
Durante la época de lluvias (julio a septiembre), el cauce se intensifica y convierte la cascada en una cortina de agua impresionante, con tonalidades turquesa en el arroyo y fuerte caudal . No obstante, fuera de temporada es más tranquilo, con menores corrientes .
Entre las actividades que ofrece el sitio destacan:
Caminatas guiadas por bosques de pino y encino.
Bajada y ascenso por escalones hasta la base de la cascada.
Camping y rapel en las formaciones rocosas.
Compra de artesanías rarámuri, desde muñecas de madera hasta pulseras coloridas.
Cusárare ofrece una combinación única de:
Riqueza cultural: población rarámuri viviente, misión histórica y museo.
Belleza natural: bosque de pino, cascada de 30 m y paisajes de Barranca del Cobre.
Aventura accesible: ideal para senderismo, campamento, rapel y turismo cultural.
Apoyo a la comunidad: compras directas a artesanos y hospedaje local.
Los mejores meses para visitar Cusárare son de julio a septiembre, cuando la cascada alcanza su mayor esplendor gracias a las lluvias. Es importante llegar bien preparado, con calzado adecuado para senderismo, suficiente agua, refrigerios y, si se desea acampar o practicar rapel, llevar el equipo necesario. Además, se recomienda respetar el entorno natural, evitar hacer fogatas, seguir las indicaciones de las autoridades locales y apoyar las iniciativas de conservación y a las comunidades rarámuri que habitan la zona.
