María Sabina: la curandera de los hongos sagrados
- Celeste Villalobos
- 1 jul
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En un rincón de la Sierra Mazateca, en Huautla de Jiménez, Oaxaca, nació en 1894 una mujer que cambiaría para siempre la visión del mundo sobre la medicina tradicional y el conocimiento indígena.
Su nombre era María Sabina Magdalena García, y aunque ella misma decía no ser más que una curandera humilde, su figura se volvió leyenda: símbolo de sabiduría, espiritualidad y resistencia cultural.
Desde muy joven, María Sabina comenzó a participar en las veladas, ceremonias tradicionales de sanación donde se consumen hongos psilocibios, conocidos como “niños santos”. A través de estos rituales, que incluían oraciones, cantos y visiones, la curandera entraba en contacto con fuerzas espirituales que le permitían diagnosticar enfermedades y sanar a los enfermos. Su herramienta principal no eran las manos ni los brebajes, sino la palabra: un lenguaje poético y sagrado que canalizaba lo divino.
Aunque nunca aprendió a leer ni a escribir, sus cantos llenos de metáforas profundas fueron registrados, traducidos y publicados en varios idiomas. Frases como “yo soy la mujer estrella”, “yo soy la mujer jaguar” o “yo soy la que ve adentro” son parte de un legado que ha sido comparado con poesía mística universal. María Sabina no solo curaba el cuerpo: curaba el alma, guiaba el espíritu.
La vida de la sabia mazateca dio un giro en 1955, cuando el banquero y etnomicólogo estadounidense R. Gordon Wasson viajó a Huautla para participar en una de sus ceremonias. Fascinado por la experiencia, Wasson publicó un artículo en la revista Life en 1957 titulado “Seeking the Magic Mushroom” (En busca del hongo mágico), donde narraba su encuentro con María Sabina y la profundidad de su ritual. Fue así como el mundo occidental descubrió los hongos sagrados y a la mujer que los sabía usar.
Pronto comenzaron a llegar a Huautla personas de todo el mundo: antropólogos, escritores, músicos, hippies, buscadores de sentido… Algunos con respeto, otros no. Entre ellos, se ha dicho que estuvieron John Lennon, Bob Dylan, Mick Jagger, Jim Morrison, Aldous Huxley y Timothy Leary, todos atraídos por la promesa de una conexión espiritual a través de los hongos.
Sin embargo, la fama trajo consigo consecuencias dolorosas. María Sabina fue marginada por su comunidad, que la acusó de haber revelado los secretos de los mazatecos. Su casa fue incendiada y vivió sus últimos años en condiciones precarias, mientras miles de personas en el mundo experimentaban con los hongos que ella consideraba sagrados. "Desde que los extranjeros vinieron, los niños santos perdieron su fuerza", lamentó alguna vez.
María Sabina murió el 22 de noviembre de 1985 a los 91 años. Su legado, sin embargo, sigue vivo. Hoy es recordada como una figura clave de la medicina tradicional indígena, una mujer que, sin buscarlo, conectó dos mundos: el de lo ancestral y lo moderno, lo espiritual y lo científico.