Cantinflas: De la Carpa al Cine Eterno
- Celeste Villalobos
- 20 abr
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Mario Moreno Reyes, mejor conocido como Cantinflas, nació el 12 de agosto de 1911 en la Ciudad de México, en el barrio bravo de Tepito. Hijo de un cartero y parte de una familia numerosa, desde joven buscó salidas al mundo del trabajo duro. Fue bolero, boxeador, ayudante de torero, e incluso pensó en estudiar medicina. Pero fue en los teatros de carpa esas carpas populares que recorrían colonias y pueblos donde encontró su verdadero escenario.
En estas carpas, donde el humor debía ser inmediato y la improvisación era parte del arte, nació el personaje de Cantinflas: un hombre flaco, con pantalones caídos, sombrero ladeado, chaleco sin forma y verbo veloz. Su personaje encarnaba al "pelado" mexicano, astuto, humilde y con una labia que enredaba a ricos, burócratas y autoridades por igual.
Su paso al cine fue natural. En 1936 actuó en su primera película, "No te engañes corazón", aunque su participación fue discreta. Fue hasta 1940, con "Ahí está el detalle", que Cantinflas se consagró como una estrella del cine mexicano. Esa película no solo definió su estilo cinematográfico, sino que lo convirtió en la voz popular de una época: su personaje burlaba al poder con humor y salía ileso con simpatía.
Durante las décadas de los 40 y 50, en plena Época de Oro del Cine Mexicano, protagonizó filmes que combinaban comedia con crítica social, como "El gendarme desconocido", "El analfabeto" y "El profe". Cantinflas se convirtió en un héroe del pueblo, que desde el humor señalaba la corrupción, la ignorancia oficial y las injusticias del sistema.
En 1956, Cantinflas dio el salto a Hollywood con "La vuelta al mundo en 80 días", papel que le ganó un Globo de Oro y lo hizo conocido a nivel internacional. A pesar de la fama, siempre regresó a su estilo y a su público mexicano.
Murió el 20 de abril de 1993, pero dejó un legado imborrable. No solo fue actor y comediante, sino también productor, empresario del cine y filántropo.