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Cañón de Santa Elena: un tesoro natural en el desierto chihuahuense

Ubicado en el municipio de Ojinaga, en el extremo norte del estado de Chihuahua y muy cerca de la frontera con Texas, el Cañón de Santa Elena es una de las maravillas naturales más imponentes del desierto chihuahuense.

Con paredes de roca que se elevan hasta los 450 metros de altura y una longitud aproximada de 14 kilómetros, este cañón forma parte del Área de Protección de Flora y Fauna Cañón de Santa Elena, una zona natural protegida desde 1994.


El cañón es atravesado por el río Bravo, que funge como línea divisoria entre México y Estados Unidos, creando un paisaje espectacular donde el agua ha esculpido durante milenios las formaciones rocosas. Este lugar no solo destaca por su belleza, sino también por su riqueza biológica: alberga más de 500 especies de flora y fauna, algunas de ellas endémicas del desierto chihuahuense.


Además de ser un sitio de gran valor ecológico, el Cañón de Santa Elena ofrece oportunidades para el ecoturismo y la aventura. Actividades como el senderismo, la observación de aves, el ciclismo de montaña y el kayak permiten a los visitantes experimentar de cerca la majestuosidad del desierto y sus contrastes.

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